27 feb 2012

COVA DEL CAVALL (OLOCAU)

En la localidad de Olocau se encuentra la Cova del Cavall.
Según la leyenda , la cueva se utilizó durante muchos años como santuario ya que en su interior se encontraba la figura de un caballo. Hasta aquí venían cristianos y musulmanes, en romería, para pedir salud y favores; el papa Calixto III (según se cuenta) ordenó destruir el caballo y que taparan la entrada de la cueva.
La Cova del Cavall se encuentra en la cima de  la montaña de Ali-Maimó, a la que se accede bordeando la peña por su lado norte. Se trata de una cavidad con una boca de dos metros de ancho y a la que se accede a través de una galería ligeramente descendente de unos 40 metros. Es una cavidad que presenta varias simas hasta llegar a los 103 metros  que se establecen como practicables. Según la descripción que encontramos, tiene dos simas de diez metros, una de ocho, una de treinta y cinco y una última de 23 metros. La cueva no presenta grandes salas ni amplias zonas de reunión durante la primera mitad del recorrido, pero si que tiene muchas formaciones y es entretenida.
A las ocho de la mañana quedamos todos en la entrada de Olocau para iniciar una nueva exploración. Esta vez nos acompañaban Gonzalo, David y Jose Luis.
Después de tomar un café en la plaza del pueblo iniciamos la aproximación hasta un punto lo más cercano posible a la cueva. Tras andar una media hora y con la ayuda del GPS por fin la localizamos. Muchas pintadas alrededor de la boca estropean el entorno natural y afean el paisaje.Ya en la boca de la cueva, nos preparamos el equipo, nos hacemos unas cuantas fotos e iniciamos la exploración.
Para algunos fue una nueva experiencia, para otros significaba retomar una actividad escondida en la memoria y para todos fue disfrutar de una mañana de espeleo en buena compañía.
Jose inicia la exploración y va montando, le siguen David y Juanma, luego Gonzalo y Jose Luis y cierra Tomás.
Una vez dentro comenzamos a explorar e intentar localizar la continuidad de la cavidad. No es muy díficil ya que están bastante señalizados los puntos en donde hay que anclar.
El recorrido se hacía algo lento. Las causas varias: había que buscar el camino correcto, eramos seis, nos teníamos que pasar parte del material ya que no todos teníamos el material individual completo y había que revisar y dar indicaciones sobre las técnicas de ascenso y descenso. Sin embargo el tiempo se pasó rápidamente, señal inequívoca de que lo estábamos pasando bien. Almorzamos en el interior de la cueva, en donde íbamos de rapel en rapel, con algún que otro fraccionamiento, algún desviador ocasional, alguna chimenea que realizar,... y muchas fotos que lanzar.Sobre las tres de la tarde terminamos la exploración y a las cuatro ya estábamos montados en los coches para retornar a casa.
Allí, en Olocau, se quedó el caballo, en las profundidades de la tierra...."donde se escucha el silencio".