4 jul 2013

SIMA SC-16 (UÑA, CUENCA)

Gonzalo, Jose Luis, Juanma, Jose, Tomás, Ricardo, Gustavo y Sara

Más de un mes llevábamos preparando esta salida. Una salida especial por muchos motivos. Por un lado íbamos a salir por primera vez a la provincia de Cuenca; en segundo lugar íbamos a compartir la exploración con amigos de la OJE de León; en tercer lugar, íbamos a estar todo el fin de semana en la actividad; y ya, en cuarto lugar, la cueva que pretendíamos explorar prometía ser de gran interés. Todo se desarrolló conforme a las previsiones.


Durante el tiempo precedente a la actividad mantuvimos contacto con Ricardo Yebra (Director de la E.N.E. de la O.J.E.) y con Alfonso Cruz (O.J.E. Cuenca). Con el primero para coordinar la participación de espeleólogos de la O.J.E. de León en la actividad y con el segundo para que nos echara una mano en la elección y la localización de cavidades. Desde aquí nuestro agradecimiento a ambos.


Finalmente, y después de valorar diferentes cavidades, decidimos explorar la Sima SC-16, situada en el término de Uña. Esta cueva se encuentra totalmente instalada por el Club Viana de Guadalajara. Tanto el equipamiento de la cavidad, como la documentación, fueron de gran ayuda para realizar nuestro cometido, por lo que les agradecemos también su trabajo desinteresado (hay que decir, por cierto, que además de desinteresado, está muy bien realizado).


Topografía desarollo vertical SC-16
Una vez establecida la cueva que íbamos a explorar y todos los pormenores de intendencia y alojamiento (gracias familia de Jose Luis), acordamos que saldríamos el viernes 21 de junio desde Valencia hacía Cuenca. Nuestro objetivo era llegar a una hora más o menos prudente a la capital manchega, cenar y acostarnos pronto para madrugar al día siguiente.

Salimos de Valencia alrededor de las 21:00, algo más tarde de lo previsto. Esta dilación en el tiempo vino provocada por una fuerte tormenta que se desarrolló en Valencia justo a las ocho y que nos forzó a demorar la salida. 


Con Alfonso (5º por la izquierda) antes de salir
De Valencia íbamos Jose, Jose Luis, Juanma y Tomás. Gonzalo se incorporaría a la madrugada del día siguiente. Llegamos sin novedad a Cuenca y allí nos esperaban Sara, Gustavo y Ricardo, todos ellos de León. También nos reunimos con Alfonso (que era la primera vez que nos veíamos en persona), con el que intercambiamos saludos e información.


Después de descargar los vehículos e instalarnos en la casa donde íbamos a pernoctar, hicimos una cena rápida y a dormir. Al día siguiente teníamos que madrugar para que no se nos adelantase nadie en la exploración.



Preparando la foto de grupo
A las 5:30 de la mañana Jose Luis ya estaba preparando el café. Mientras nos levantábamos y desayunábamos llegó Gonzalo y al poco tiempo Alfonso, al que nunca le agradeceremos lo suficiente el esfuerzo que realizó en madrugar con nosotros para ayudarnos a localizar la cueva aunque él ni siquiera fuera a explorar la cueva. Gracias Alfonso, se nota que eres de la O.J.E.


Llegamos sin muchos problemas a la boca de la cueva sobre las ocho. La cavidad se encuentra en una reserva natural de gran belleza. De camino a allí pudimos ver gran cantidad de animales (principalmente cérvidos) rodeados de una niebla matinal que envolvía al bosque.


Gustavo en la boca de acceso
Sobre las 9:00 comenzamos a descender. En primer lugar Jose, que iba instalando. Después Juanma, de apoyo. En tercer lugar, Tomás, que llevaba la cuerda para el último tramo. Le seguía Ricardo. Luego Jose Luis y Gonzalo, Después Gustavo y cerraba Sara.


En la topografía de la cueva se pueden apreciar las diferentes simas, pasamanos, fraccionamientos...todo estaba perfectamente realizado. Los anclajes, con químico, muy bien situados, facilitaban la instalación ya que íbamos más rápidos montando. Como pasos destacados: el primer pozo...lleno de mosquitos; el tubo, apretado pero cómodo, el primer pasamanos, en volado, que más que un pasamanos es una cabecera aérea del P-14. La gatera, estrecha (como toca), que desembocaba al borde del P-35. La cabecera de la última sima, cómoda y muy acertada su nueva ubicación.


 
Gonzalo en plena acción
Poco a poco fuimos bajando y, una vez estuvimos en la base del último pozo, nos dedicamos a comprobar la calidad de los productos gastronómicos de Cazorla (chorizo de ciervo, salchichón, queso...). También echamos mano de alguna que otra manta térmica, ya que la humedad y la inactividad enfriaba los cuerpos.


Ricardo en la cabecera del P-35












Con fuerzas renovadas continuamos la exploración de la cavidad. Ahora la progresión era en horizontal y así fuimos durante un tiempo hasta que fue aumentando la estrechez de la galería por la que circulábamos y el agua que recorría su base amenazaba con mojarnos en toda nuestra extensión corporal. Allí decidimos darnos media vuelta. Aun nos quedaba mucho recorrido para retornar y no nos apetecía estar muchas horas mojados. Sara, Jose Luis y Juanma aun profundizaron un poco más y formamos dos grupos de retorno.


Jose Luis y  sus "antenas"
La subida se dio sin ningún incidente digno de mención. El primero en salir fue Gustavo, que pronto se quitó el mono y disfrutó de los rayos de sol de la campiña conquense. El orden de los que le siguieron fue Jose, Ricardo, Gonzalo y Tomás.


Una vez fuera estuvimos esperando que el siguiente grupo subiera. La verdad es que tardaron bastante, pero hay que decir que tenían que ir desmontando e iban cargados con las sacas de las cuerdas. Primero salió Sara y después de bastante tiempo de espera Jose Luis. Jose bajó hasta la cabecera del P-14 a echarle una mano. Juanma iba desmontando.

Sara
Al final todo sin novedad, contentos por la cavidad, por la exploración y por el día que habíamos pasado. Cansados pero contentos.
Jose y Juanma...¿que pedirán?
 A Cuenca regresamos sobre las ocho de la tarde. Descargamos el material, nos duchamos y aseamos y nos fuimos a cenar a un mesón típico de la ciudad.

El  día había sido largo pero había valido la pena. Ahora, cenando y comentando los pormenores del día, comenzaba a hacer su presencia el cansancio. Sin embargo aún nos dio tiempo de acercarnos a una cafetería y tener una agradable tertulia entre amigos, unos de mucho tiempo y otros de un par de días. Y es lo que tiene la O.J.E. que aunque estés con personas que no conoces sabes que tienes mucho en común con ellos y eso hace que enseguida congenies.
Cenando


El sueño reparador....(chissss, silencio...)
Terminada la tertulia nos fuimos a dormir. Fue un sueño profundo y reparador.


La mañana del domingo nos saludó con un sol resplandeciente y con esa tranquilidad en el ambiente que se nota durante los días de fiesta. Desayunamos, recogimos todo y le pegamos una “limpiada” a la casa.


Las últimas fotos, los últimos saludos y abrazos y todos de regreso para comer en casa. Unos hacia tierras leonesas y otros hacia las levantinas. Allí se quedó la SC-16, testigo mudo de nuestras vivencias.

Fue un fin de semana perfecto. Buenos amigos y buena cavidad. No será la última vez que vengamos por estas lugares. Así nos lo dijimos. Volveremos a entrar en las entrañas de estas tierras, y disfrutar de su complicidad, aquí, “donde se escucha el silencio”.


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